domingo, 15 de abril de 2012

La sexualidad dentro de la espiritualidad

El Tema de Hoy
Permitirse espacios para la expresión pura del amor, no depende de las formas o contextos que la mente suele crear.
Elevar la condición humana en sus diversos aspectos nos permite traer el cielo y anclarlo en la tierra... Esto requiere de una mayor expansión y profundidad de nuestra consciencia... Suponer que los aspectos de la sexualidad humana corresponden a espacios inferiores y por debajo del ámbito espiritual, tan solo denota una pobre comprensión y exploración de la misma... y con esto no me refiero simplemente al tema de las posiciones que se puedan recrear, ni a la frecuencia o técnicas preparatorias para el ritual... La sexualidad humana es un misterio sin profundizar, una mina sin explotar, una tierra virgen sin descubrir en toda su extensión... Lo elevado y sabio no se encuentra volteando hacia arriba, sino mirando muy adentro de todo lo que constituye la naturaleza del ser humano.
La gente debiera saber que la fusión que acontece cuando yacen juntos dos seres en pleno acto sexual, puede trascender todo plano y dimensión, es un espacio en donde se puede establecer además un contacto puro y real con la Fuente Creadora del Amor.
La energía física cuando se involucra apropiadamente, sirve como un detonador de la chispa divina, abre un portal y se accede a esferas insospechadas de estados del ser.
El acto sexual ciertamente es el comienzo de algo, así como también lo es el enamoramiento, el romanticismo, la sensualidad y otras prácticas más...Tengamos presente que estos aspectos al ser madurados se convierten en un exquisito manjar de la presencia divina.
Cuando alguien ejerce el acto sexual puede quedarse en el nivel de la cascara, sin llegar a probar la pulpa. Para comprender el sentido de la experiencia debemos recibir, elevar e integrar todo aspecto de dicha expresión.
Cuando nos ubicamos dentro de la esencia de todo lo que hacemos, compartimos y empleamos… podemos percibir que no existe nada que se pueda considerar como una práctica o espacio inferior... Tal cosa no existe... La presencia divina simplemente es, y todo lo puede revestir y compenetrar… Ella se haya contenida en toda situación, momento y lugar… No se debiera por lo tanto clasificar algo como una práctica superior o inferior… mejor o peor… rudimentaria o avanzada… mundana o espiritual... Son energias mentales las que nos motivan a proceder así... Son consideraciones erróneas de una mente que valoriza y crea separación… Que gusta de fragmentar la divinidad y la presencia del ser.
Ari Shemoth

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