domingo, 24 de abril de 2011

" Peligro"... grasas hidrogenadas o trans

El Tema de Hoy
Clasificación de las grasas
Las grasas pueden clasificarse en tres grupos: grasa saturada, grasa hidrogenada y grasa insaturada. Estos términos se refieren a la estructura de las moléculas que las forman. Las dos primeras son sólidas a temperatura ambiente y la tercera es líquida en las mismas condiciones. Las grasas saturadas y las hidrogenadas se deben ubicar dentro de las grasas perjudiciales, dado que su consumo aumenta el colesterol en la sangre. Los alimentos de origen animal de sangre caliente (salvo mamíferos marinos y animales que habitan en climas extremadamente fríos), y los productos lácteos como quesos y mantequilla, son las principales fuentes de ácidos grasos saturados. También se pueden encontrar en productos vegetales como la crema de cacao, aceite de palma, cacahuate y coco. Se debe tener presente que existen gran cantidad de alimentos de consumo masivo que no poseen colesterol en su composición, pero sí grasa hidrogenada, cuyo efecto final es el aumento del colesterol en la sangre.
Las grasas saturadas se emplean básicamente como fuente de energía, el problema es que tienen la tendencia a agruparse y pegarse, depositándose en las células, órganos y arterias en forma de colesterol (LDL), provocando serios problemas de salud (cardiovasculares).

Por lo tanto hay dos grasas que obstruyen las arterias, las saturadas y las hidrogenadas, pero el problema es que mucha gente desconoce que las grasas hidrogenadas a pesar de ser de origen vegetal, actúan como las saturadas y las ingiere de forma masiva gracias a enormes campañas publicitarias de sus deliciosos productos en los que se crea una conciencia global de que comer de esa forma es normal.


Las grasas hidrogenadas son grasas de origen vegetal, pero que en nuestro organismo se comportan como grasas saturadas cuyo exceso contribuye a aumentar los niveles de colesterol sanguíneo.
Este tipo de grasas se emplean habitualmente en la elaboración de productos como aperitivos salados, palomitas o patatas fritas, en productos precocidos como empanadillas, croquetas, canelones o pizzas, en bollería y galletas.
Las grasas hidrogenadas son una forma en la que se pueden presentar las grasas.
El aspecto de un alimento graso depende del tipo de grasa que abunde en su composición, según sea saturada o insaturada.
Por ejemplo, la grasa saturada es sólida a temperatura ambiente, y esto explica que alimentos ricos en esta grasa, como la grasa, el tocino o la manteca, tengan un aspecto más sólido.
Los aceites vegetales como el de oliva o semillas, ricos en ácidos grasos insaturados, son líquidos a temperatura ambiente.
No obstante, se puede modificar la composición de un alimento con el fin de cambiar su aspecto, su textura y sus posibilidades de empleo.
Así, los aceites vegetales se pueden hacer más sólidos introduciendo moléculas de hidrógeno en su composición, es decir, hidrogenándolos y transformando sus ácidos grasos insaturados en más saturados de hidrógeno. De este modo se obtienen las denominadas grasas hidrogenadas.
Los fabricantes emplean este tipo de grasas por su bajo coste y porque los productos elaborados con grasas hidrogenadas pueden permanecer durante más tiempo en las estanterías de los supermercados ya que estas grasas tardan más tiempo en enranciarse.
A pesar de su origen vegetal, debido al tratamiento que han sufrido, las grasas hidrogenadas se comportan en nuestro organismo como la grasa saturasa, es decir, como “grasa mala”, cuyo exceso contribuye a aumentar los niveles de colesterol sanguíneo. Por tanto, es recomendable revisar el etiquetado de los alimentos y no abusar de aquellos que contengan este tipo de grasas.

Leer la etiqueta, siempre fundamental
En la lista de ingredientes de muchos productos se indica que contiene grasas hidrogenadas o grasas parcialmente hidrogenadas.
Aunque la etiqueta haga referencia al origen vegetal de estas grasas -que el consumidor puede asociar a saludable-, en nuestro organismo, este tipo de grasas se van a comportar como grasas saturadas debido al proceso de hidrogenación que han sufrido.
Hay evidencia científica de que consumir en exceso alimentos que lleven grasas parcial o totalmente hidrogenadas, se relaciona con un aumento de la tasas de colesterol y triglicéridos plasmáticos, lo que contribuye en parte a la aparición y desarrollo de enfermedades vasculares, como la hipercolesterolemia, la hipertrigliceridemia y la arteriosclerosis.
Ésto hace que sea especialmente importante que personas con niveles elevados de colesterol o triglicéridos en sangre o que sufran cualquier tipo de enfermedad cardiovascular, eviten el consumo de alimentos que contengan este tipo de grasas.
Y como medida preventiva, es recomendable que la población general sana, evite o limite la presencia de estos productos en su dieta habitual, o que elija entre varios productos, aquellos con menor porcentaje de grasa hidrogenada.
Por tanto, es interesante revisar la etiqueta de los productos y elegir, siempre que sea posible, aquellos que especifiquen el tipo de aceite utilizado.

100% vegetal, pero…
Como consecuencia, los ácidos grasos poliinsaturados , estos aceites vegetales cambian su estructura natural, llamada cis, por una artificial de tipo trans. Además, algunas grasas saturadas se convierten en insaturadas por la hidrogenación. De esta forma, la composición y la estructura de las grasas del aceite que se anuncia como 100% vegetal acaba teniendo poco que ver con las de un aceite vegetal natural.
Todo esto no tendría mayor transcendencia si no fuera por los resultados de las investigaciones llevadas a cabo sobre el efecto de estas grasas trans. El principal de ellos, o al menos el más conocido, es su influencia sobre el colesterol. Las grasas trans hacen descender el colesterol “bueno” (HDL) y elevan el “malo” (LDL), aumentando el riesgo de arteriosclerosis. Todo ello sin que el consumidor final se entere, confiado en la seguridad que le brinda la etiqueta de 100% vegetal.

Efectos en el cerebro
Pero el colesterol no es el único afectado por la presencia de las grasas trans. Los ácidos grasos de tipo trans pueden inhibir algunas transformaciones de otros ácidos grasos esenciales, retrasando el crecimiento y la maduración del cerebro. Y es que las grasas son una parte esencial de las membranas celulares del organismo, y la presencia de grasas trans en lugar de cis puede llevar al organismo a construir hormonas y paredes celulares defectuosas.
Estudios realizados en Estados Unidos sobre el efecto de estas grasas, revelan por ejemplo, que el riesgo de sufrir enfermedades coronarias es un 66% mayor entre consumidores habituales de margarina que entre quienes no la consumen, la preocupación por su efecto crece día a día, y ya se están tomando medidas legales para incluir la presencia de las grasas trans de forma obligatoria en el etiquetado de alimentos.

Lo Ultimo
Los últimos estudios sobre los efectos de las grasas trans en el ser humano revelan que afectan tanto a los adultos como a niños e incluso a los embriones y fetos antes de nacer. 
 Además se sospecha que una acumulación de ácidos grasos trans en la dieta de la madre pueda influir en un peso menor del bebé al nacer, predisponiéndole a padecer enfermedades cardiovasculares. Así lo sugieren los estudios Dr. Gerald Hornstra en la Universidad de Limburg en Maastricht. En todo caso, parece claro que estas grasas trans pueden describirse de cualquier forma menos como inocuas.

En el hogar
La hidrogenación industrial de las grasas vegetales es el proceso más habitual por el que sus ácidos grasos se convierten en grasa trans. Sin embargo, no hace falta ser una gran industria para transformar el aceite vegetal de esta forma. También algunos tratamientos domésticos, como la fritura, pueden acabar transformando los ácidos grasos en trans. Una fritura mal realizada acaba por oxidar y descomponer el aceite, modificando su estructura. Por eso se recomienda el uso de aceite de oliva virgen, no superar nunca los 180º C y no reutilizar el aceite nunca más de tres o cuatro veces.

Los Top 10
Las grasas trans se encuentran principalmente en los alimentados elaborados industrialmente con aceites vegetales, y una dosis diaria de 5 gramos se considera ya peligrosa. He aquí una lista de 10 alimentos con alto contenido de este tipo de grasa:
Patatas fritas (150 g): .7 gr. de grasas trans.
Pastel de manzana industrial (1 unidad): 6 gr. de grasas trans.
Bollo industrial (1 unidad): 5-6 gr. de grasas trans.
Hamburguesa (200 gr.): 3 gr. de grasas trans.
Quesito (1 unidad): 2,2-5,2 gr. de grasas trans.
Magdalena (1 unidad): 1-2,1 gr. de grasas trans.
Galletas (2 unidades): 1,3 gr. de grasas trans.
Margarina (1 cucharada): 0,9 gr. de grasas trans
Panecillo comercial (1 unidad): 0,85 gr. de grasas trans


http://www.saludybelleza.org/grasas-hidrogenadas/
http://grasashidrogenadas.es/
http://peccataminuta.wordpress.com/2007/01/23/las-grasas-trans-huye-de-las-grasas-hidrogenadas/

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