El yogur (también conocido como yogurt, yogourt o yoghourt, aunque la Real Academia Española (RAE) sólo admite la forma 'yogur') es un producto lácteo obtenido mediante la fermentación bacteriana de la leche.
Si bien se puede emplear cualquier tipo de leche, la producción actual usa predominantemente leche de vaca. La fermentación de la lactosa (el azúcar de la leche) en ácido láctico es lo que da al yogur su textura y sabor tan distintivo. A menudo se le añade fruta, vainilla, chocolate y otros saborizantes, pero también puede elaborarse sin añadirlos; en algunos países se conoce al de sabor natural como Kumis
Historia
Existen pruebas de la elaboración de productos lácteos en culturas que existieron hace 4500 años. Los antiguos búlgaros migraron a Europa desde el siglo II estableciéndose definitivamente en los Balcanes a finales del siglo VII. Los primeros yogures fueron probablemente de fermentación espontánea, quizá por la acción de alguna bacteria del interior de las bolsas de piel de cabra usadas como recipiente de transporte.
El yogur permaneció durante muchos años como comida propia de India, Asia Central, Sudeste Asiático, Europa Central y del Este hasta los años 1900, cuando un biólogo ruso llamado Ilya Ilyich Mechnikov expuso su teoría de que el gran consumo de yogur era el responsable de la alta esperanza de vida de los campesinos búlgaros. Considerando que los lactobacilos eran esenciales para una buena salud, Mechnikov trabajó para popularizar el yogur por toda Europa. Otros investigadores también realizaron estudios que contribuyeron a la extensión del consumo de yogur.
La palabra procede del término turco yoğourt, que a su vez deriva del verbo yoğurmak, ‘mezclar’, en referencia al método de preparación del yogur.
Propiedades
Una de las propiedades más destacables del yogur es su capacidad de ayudarnos a regenerar nuestra flora intestinal. Esta flora se ve muy afectada por una mala alimentación y sobre todo por infecciones y abuso de medicamentos como los antibióticos
A su vez la flora intestinal es muy importante para un buen transito intestinal corrigiendo así muchos casos de estreñimiento o diarreas.
El sistema inmunológico también está interrelacionado con este equilibrio de la flora intestinal.
El yogur hace la leche más digestiva y así encontraremos personas que no pudiendo tolerar la leche de vaca en cambio pueden comerse un yogur tranquilamente.
Información nutricional del yogur
- Es una buena fuente de Calcio, Magnesio y Fósforo que son los minerales más importantes para nuestros huesos.
- Lo curioso es que estos minerales están en mayor cantidad en el yogur que en la leche. Es como si los microorganismos que fermentan la leche para convertirla en yogur además de hacerla más digestiva nos aumentan la cantidad de algunos minerales.
- Disminuye, al mismo tiempo, la proporción de colesterol que contiene la leche.
- Por cada 100 g. de yogur obtenemos 180 mg. de Calcio, 17 de Magnesio, 240 de Potasio y 7140 mg. de Fósforo.
Qué es el yogur y cómo se elabora
Existe cierta confusión en el mercado acerca de los beneficios para la salud de las bacterias lácticas contenidas en los diversos tipos de yogures. En realidad, sólo es yogur aquella leche coagulada que se obtiene por la fermentación láctica ácida, debida al lactobacillus bulgaricus y el spreptococcus thermophillus. Los yogures tienen un mínimo de 100 millones de microorganismos vivos por gramo de yogur. Sólo esas dos bacterias son las propias del yogur natural.
No se consideran, por tanto, bacterias naturales del yogur ni el bífidus activo ni el L casei immunitas.
Para producir yogur se recurre a la fermentación de la leche ácida. A la leche pasteurizada se le añaden cultivos previamente seleccionados de lactobacillus y spreptococcus y se deja fermentar durante un periodo prolongado, entre 6 y 23 horas. Una vez alcanza condiciones óptimas, el resultado se deja reposar en envases estériles.
El bífidus activo es una cepa de bifidobacterias que se incorpora a algunos productos lácteos y zumos, mientras que el L casei immunitass es un lactobacilo, que se encuentra en la flora intestinal del hombre. Los productos con L casei inmunitas que se comercializan lo que hacen es reforzar la cantidad que el ser humano ya dispone de manera natural de este tipo de bacilo.
El yogur en la cocina
Este producto es mucho más que un simple postre cuando hablamos de sus propiedades culinarias. Es cierto que puede ser delicioso solo, o bien con frutos secos, miel, azúcar, fruta, cereales o mermelada, pero también podemos utilizarlo como ingrediente de bizcochos, tartas, helados y todo tipo de postres de componente lácteo.
Un yogur es la mejor opción para tomar después de las comidas, aunque también es una buena manera de empezar bien el día. Tomando como desayuno este producto lácteo, conseguimos preparar el intestino para recibir los alimentos del resto del día.
También podemos utilizarlo como ingrediente de numerosas salsas: de aguacate, de champiñones, de menta, de tomate... que se usan para condimentar pollo, ensaladas, jamón cocido, pescado y marisco, berenjenas, jardineras de verduras... el límite es tu imaginación.
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