domingo, 11 de septiembre de 2011

Los Germinados

La Protagonista de la Semana
Los germinados son uno de los pocos alimentos que ingerimos cuando aún están vivos, lo cual aumenta enormemente su valor nutricional.

Las semillas germinadas son brotes llenos de vitalidad. Su excepcional cantidad de nutrientes las hace indispensables en una dieta sana, además de aportar su sabor a numerosos platos.
El contenido nutricional de las semillas germinadas es equiparable al de las frutas y verduras, pero las superan en cuanto a su riqueza enzimática y en clorofila, muy importante por su acción antianémica, revitalizante y antitóxica. Todo ello los convierte en alimentos completos que pueden contribuir a corregir las carencias de la alimentación moderna.
Los germinados son únicos ya que están disponibles en cualquier época del año y en cualquier lugar del mundo. Su ciclo de cosecha es de tan solo una semana y su rendimiento muy grande. Con un solo kilo de semillas de alfalfa se producen entre 10 y 14 kilos de germinados frescos.
Los germinados son un manantial de clorofila, enzimas y vitaminas, muy indicado en cualquier tipo de alimentación.
También son un alimento predigerido y, por tanto, adecuado para estómagos delicados.
Se cuecen rápidamente o se comen crudos, de manera que nos ayudan a ahorrar combustible.
La semilla tiene como estructura básica el germen o embrión y una reserva nutritiva que lo alimentará para que se convierta en la futura planta, todo ello recubierto de una envoltura protectora que es la cáscara o tegumentos.
El germen de las semillas es el rudimento de una nueva planta, es decir, es una planta imperfectamente desarrollada, en estado de vida latente que espera condiciones adecuadas para manifestarse; en el momento en que éstas se presentan, la semilla inicia el proceso de germinación.
La germinación es el conjunto de fenómenos o cambios que se producen en una semilla para que el embrión pase de la vida latente a la vida activa, o sea para que brote o nazca y comience a crecer la nueva planta.
La reserva nutritiva antes mencionada, de una manera general en todos los granos y semillas, consiste en proteínas, carbohidratos, vitaminas y sales minerales. A la vez esta serie de nutrientes la requiere nuestro organismo para su correcto mantenimiento, y desarrollo, y se la proporcionarnos a través de los alimentos.
Casi cualquier semilla, grano o legumbre pueden germinarse, aún semillas que comúnmente no forman parte de nuestra alimentación como la de rábano, alfalfa, nabo, col, etc. El sabor de los germinados es variable, así el de alfalfa es muy agradable y en cambio el de rábano es picante. 

¿Qué pasa durante la germinación?

Cuando las semillas se germinan su contenido nutricional cambia, se mejora y aumenta. En cuanto la semilla entra en contacto con el agua, el oxígeno y el calor necesarios, empieza a desarrollarse y tienen lugar entre otros los fenómenos siguientes:

1. Mediante la absorción de agua la semilla duplica su volumen y revienta la cáscara protectora.
2. Las enzimas se activan y provocan una serie de transformaciones:
  • Las sustancias de reserva son predigeridas y se transforman en ácidos aminados, algunos de los cuales son imprescindibles para el ser humano. El contenido proteico de la semilla queda presente en el germinado, pero de una forma más fácilmente asimilable.
  • Se sintetizan abundantes vitaminas y fermentos. Otras vitaminas como la Vitamina C se multiplican (ver tablas adjuntas).
  • Las sales minerales ( calcio, fósforo, hierro, potasio y magnesio) también se multiplican.
  • Las grasas se transforman en ácidos grasos y el almidón en maltosa y dextrina, azúcares más simples que exigen menos esfuerzo al aparato digestivo. Así pues, se reduce la naturaleza feculosa de la semilla.
  • Se forma la clorofila.
  • Los ácidos y las toxinas que de forma natural acompañan a la semilla para su defensa, se descomponen.
  • El volumen y el contenido de agua pasa de ser de un 5 al 12% en la semilla a un 70% en el germinado ( con 3 cucharadas de semilla puede obtenerse casi un litro de brotes o germinados).
      
    Los germinados en la alimentación.

En comparación con otros alimentos, los germinados son la máxima manifestación de lo vivo gracias a su fuerza de crecimiento; precisamente contienen hormonas de crecimiento, además de proteínas de gran valor biológico. Sus efectos desintoxicantes y reconstituyentes ayudan a que nuestro cuerpo se mantenga sano. Son uno de los alimentos más ricos en enzirnas, vitaminas, minerales y oligoelementos, presentados además en una combinación fácilmente asimilable.

Los germinados fortalecen el sistema inmunitario y constituyen un excelente suplemento vitamínico para contrarrestar los efectos negativos de la vida actual: estrés, ruido, exceso de trabajo y alimentos desnaturalizados.

Las semillas germinadas son un alimento predigerido, lo que supone una economía energética para el cuerpo, al exigir menos esfuerzo al aparato digestivo. Por ser alimentos frescos no se pierde la energía de sus sustancias activas y debido al alto contenido en enzimas llegan a aprovecharse todas, a diferencia de los alimentos desnaturalizados (energía vacía) o de las carnes (energía excesivamente costosa, entre otros inconvenientes). Los procesos industriales destruyen la vitalidad del alimento que requerirá más energía para ser digerido y además, "robará" sustancias orgánicas del propio cuerpo para poder asimilarlo.

Se trata pues del alimento más nutritivo y vital al mínimo precio. Es más barato que cualquier otro si calculamos la cantidad de energía y dinero gastado antes de que podamos comer un determinado alimento: productos químico, maquinaria, transporte, empaquetado y publicidad, frigoríficos, personal, intermediarios. . . Con todo, el precio más caro que pagamos es el progresivo empobrecimiento del suelo y el deterioro de nuestro planeta. 
La germinación nos permite participar en el cuidado del planeta y sus recursos. Para los que vivimos en la ciudad, nos sensibiliza ante los procesos vitales que se desarrollan en la naturaleza.

Los germinados nos dan más que ninguna otra verdura, la seguridad de alimentarnos con un producto no adulterado. Se pueden sembrar y recoger, vigilar su crecimiento y calcular el día en que habrán alcanzado el máximo sabor y energía.
Gracias a su riqueza nutritiva, vitamínica y mineral, son un alimento muy recomendable para los niños y mujeres embarazadas. Y, por tratarse de un alimento predigerido por los procesos enzimáticos, resulta indicado para quienes no toleren las legumbres cocidas.

Contienen sustancias amargas y aceites volátiles que favorecen el metabolismo en general, estimulan las secreciones del páncreas, los procesos de eliminación y también regeneran la flora intestinal. Tienen propiedades depurativas y mineralizantes y forman parte de las dietas para el tratamiento de tumores malignos. Por su bajo contenido calórico están indicados para personas con exceso de peso y por tratarse de un alimento integral sacian el hambre durante más tiempo.
Se denomina germinado a cualquier semilla cuyo metabolismo es estimulado por el contacto con el agua, el aire o el calor. Germinar es crear las condiciones adecuadas e idóneas para que la vida que habita en cada semilla despierte.
Son la máxima fuente de proteínas, aminoácidos, enzimas, vitaminas y minerales que tenemos a la mano y debemos aprovechar. Son alimento vivo, ya que al ingerirlos estamos incorporando a nuestro organismo la energía vital de la semilla que acaba de despertar. Al añadir los germinados a nuestra alimentación , aunque sea en poca cantidad, podemos conciliar mejor el modo actual de vida con el mantenimiento de una buena salud. La alimentación moderna suele carecer de alimentos vivos. Muchos de los productos que consumimos proceden de países lejanos y con el fin de que tengan buen aspecto en los supermercados, sufren tratamientos de conservación que destrozan su vitalidad. Hasta las frutas frescas son recogidas antes de estar maduras lo que implica una gran pérdida de su valor nutritivo. 

La germinación en la historia

El uso de semillas germinadas en la alimentación y en la medicina es dos veces más antiguo que la Gran Muralla China. Cerca de 3 000 años antes de Cristo, el Emperador de China escribía sobre las hierbas medicinales y los frijoles germinados los cuales en esa época eran prescritos para dolencias como edemas, contracciones musculares, deficiencias en el funcionamiento de las vísceras, desórdenes digestivos, debilidades pulmonares y problemas relacionados con la piel y el pelo. Los chinos y japoneses germinaban los frijoles de soja, el de mungo y la cebada como suplemento alimentario fijo de su dieta.

En Occidente, las germinaciones fueron también usadas, primeramente como medicina y después como alimento. El Capitán Cook —conocido como uno de los mejores navegantes del Siglo XVIII— fue el primero que realizó un viaje por el océano que duró más de tres años sin perder ni un sólo hombre por causa del escorbuto. Antes de este viaje la mayoría de los barcos perdían la mitad de sus tripulaciones durante las largas travesías. El secreto de Cook consistía en darle a sus marineros una bebida fermentada obtenida a partir de frijoles germinados.

Durante la Segunda Guerra Mundial en los Estados Unidos se prepararon condiciones para hacer de los brotes de soja un producto de primera necesidad para los norteamericanos. En aquellos años se lanzó una campaña para enseñar a prepararlos y así crear una reserva alimentaria estratégica para los tiempos de la guerra. A partir de 1948 se olvidó todo este programa y no es hasta entrados los años setenta, con el boom de los aeróbicos y las campañas sobre cultura física y alimentación sana, que comienzan a tomar un papel cada vez más importante en la alimentación humana. En la actualidad los brotes son reconocidos como alimentos muy especiales entre las personas con tendencias a las prácticas del naturismo.

Propiedades:
Los germinados ayudan a prevenir enfermedades o a tratarlas en el caso de que ya se hayan manifestado. Se destacan las siguientes propiedades:
• Favorecen los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de residuos almacenados en los tejidos o en la sangre.
• Fortalecen el sistema inmune.
• Antioxidantes, combaten la acción de los radicales libres.
• Estimulan las secreciones del páncreas.
• Facilitan la digestión, activan los procesos de regeneración y desinflamación del aparato digestivo, revitalizan los mecanismos metabólicos internos.
• Mejoran el funcionamiento intestinal, alivian el estreñimiento, fortalecen el intestino y la flora intestinal, contribuyen a eliminar gases y desechos.
• Rebajan el índice de colesterol.
• Tonifican el sistema nervioso.
• Contribuyen a mantener la elasticidad de las arterias y la vitalidad del sistema glandular.
• Retrasan el envejecimiento, sus componentes permiten que las células del cuerpo se mantengan jóvenes durante más tiempo.
• Favorecen el metabolismo por su acción reconstituyente.
• Su consumo está recomendado en casos de anemia por su riqueza en clorofila, y para personas con el estómago delicado.


Información Nutricional de los Germinados más consumidos:

Cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal  puede ser germinado, aunque, los   más
apreciados por su ternura y buen sabor son los brotes de: legumbres   (porotos mung, alfalfa),
cereales (trigo, cebada) y también de berro, rábano, calabaza, girasol, lino, sésamo, etc. El sabor es variable, por ejemplo el de alfalfa es muy agradable, el de mostaza es el más picante y el de trigo tiene sabor dulce por los carbohidratos que contiene.
• Alfalfa: completo y más consumido por su agradable sabor. Contiene vitaminas A, B, C, E y K, calcio, magnesio, potasio, hierro, selenio y zinc y los aminoácidos más importantes. Es remineralizante, combate la fatiga y la debilidad.
• Arroz integral: es rico en vitamina B, fósforo, potasio, magnesio, sodio, calcio y silicio. Ayuda a la adecuada conservación de huesos y dientes.
• Arvejas: proporcionan clorofila, proteínas, carbohidratos, fibra, vitamina A, hierro, potasio y
magnesio.
• Avena: la semilla germinada más recomendable para trastornos nerviosos, depresiones y
alteraciones del sueño. Contiene vitaminas B y E, proteínas, carbohidratos, fibra, minerales y un alto contenido en silicio, necesario para el desarrollo de las estructuras musculares, cerebrales y nerviosas.
• Berro: muy adecuado para combatir los síntomas de la fatiga primaveral. Alcaliniza y depura la sangre, neutraliza el exceso de toxinas. Regula el metabolismo. Es rico en hierro, fósforo,
manganeso, cobre, zinc, yodo, calcio y vitaminas A, B2, E y C.
• Fenogreco: limpiador sanguíneo y renal, se recomienda para levantar el ánimo decaído y para reforzar el organismo. Estimula las funciones digestivas y hepáticas. Otorga un agradable olor al sudor de quienes lo consumen. Contiene abundante fósforo y hierro.
• Garbanzos: son ricos en carbohidratos, fibra, calcio, proteínas, magnesio, potasio y vitaminas Ay C. No producen gases durante la digestión.
• Lentejas: retrasan el envejecimiento y son ricas en proteínas, vitamina C y hierro.
• Maíz: alto contenido en magnesio, necesario para conservar la tensión muscular especialmente en el tracto intestinal.
• Mostaza: adecuado para tratar trastornos digestivos como gastritis, enteritis, etc. Rica en
vitamina C, proteínas y lípidos.
• Porotos Mung: son ricos en vitaminas A, C, y complejo B.
• Semillas de calabaza: contienen proteínas, vitamina E, fósforo, hierro y zinc.
• Semillas de girasol: ricas en proteínas, grasas insaturadas, vitaminas B y E, calcio, hierro,
fósforo, potasio y magnesio.
• Rabanito: contiene abundante clorofila, útil para combatir digestiones pesadas y para calmar la tos.
• Sésamo: buena fuente de fibra, proteínas, vitaminas B y E, magnesio, potasio, hierro, fósforo y calcio.
• Soja verde: contiene proteínas que dan lugar al aminoácido metionina, de efecto relajante.
Fortalece el sistema nervioso y contribuye a rebajar el exceso de colesterol. Son ricas en
vitaminas A, C, hierro y potasio.
• Trigo: es rico en proteínas, magnesio, fósforo y vitaminas B y E. Previene infecciones,
remineraliza, regenera las células y sirve para tratar trastornos nerviosos.

 Cómo preparar germinados
No hace falta ningún aparato especial, con un simple recipiente de cristal y una gasa se pueden preparar, vamos, como a la mayoría nos enseñaron en la escuela. Ahora escoge de qué deseas obtener germinados, pueden ser de lentejas, de cebolla, de alfalfa, de arroz, de garbanzos, de guisantes, de berros, de soja, de mostaza…. siempre a partir de semillas de alta calidad biológica, que no hayan sido tratadas.
Colocamos las semillas previamente lavadas en un tarro de cristal de boca ancha y las cubrimos con agua (mejor que no sea del grifo), unas tras partes de agua por una de semillas. Tapamos el bote con una gasa que sujetaremos con una goma elástica y dejamos en un lugar cálido, a unos 20º C, y oscuro durante 10-15 horas, el tiempo depende de las semillas que queramos germinar.
Debemos enjuagar las semillas dos veces al día y después del primer día sólo dejarlas húmedas, hasta que veamos que aparecen los primeros tallos, la gasa nos permitirá este proceso sin necesidad de retirarlas del recipiente. Según el tipo de semilla, los brotes aparecerán entre el segundo y el cuarto días, la temperatura influye mucho en el tiempo de germinación. Una vez que aparezcan los brotes ya los podemos consumir, pero antes debemos enjuagarlas bien con agua con la ayuda de un colador.
Si tenemos los brotes con unos 2 o 3 centímetros de largo, podemos exponerlos indirectamente a la luz solar durante unas dos horas para que se forme la clorofila en las hojitas y se pongan de color verde, el sabor también será más agradable. Si quieres retirar las pieles de las semillas, puedes introducir los germinados en un cuenco con agua, las cáscaras flotarán y se podrán retirar fácilmente.
Los brotes o germinados podemos conservarlos un máximo de una semana, siempre que se encuentren en el frigorífico, en un tarro de cristal que sea hermético. Cuanto más frescos, más ricos y más sanos. ¿Cuáles son los primeros que vas a preparar?











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