lunes, 31 de enero de 2011

Como dejar de Pensar

El Tema de Hoy
La mente, una herramienta sumamente poderosa, puede también convertirse en un obstáculo para nuestro crecimiento personal si no conseguimos aquietarla.
Es el instrumento más poderoso a nuestro alcance. Gracias a él fuimos capaces de darle forma al mundo que llamamos civilizado, y su desarrollo determinó que el homo sapiens se elevara como amo del planeta por encima de las demás especies.
Se trata de la mente. Pero esta portentosa herramienta también puede y suele convertirse en nuestro enemigo. Algunas veces, en nuestro peor enemigo. ¿Por qué?
Principalmente, porque olvidamos que la mente es precisamente eso: una herramienta, y tendemos a identificarnos con ella hasta el punto de asumir que nosotros somos nuestra mente.
La identificación con la mente “hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal”, asegura Eckhart Tolle en su obra 'El Poder del Ahora'.

¿Usamos la mente, o nos usa ella a nosotros?

Para el individuo educado en la tradición occidental, esta afirmación podría resultar contradictoria. ¿Dejar de pensar? ¿Acaso nuestros profesores no se empeñaron en que hiciéramos precisamente todo lo contrario, recomendándonos utilizar nuestra mente en todo momento y lugar?
Pero Tolle insiste: “La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma inapropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Esa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti”.
Sus palabras cuentan con un apoyo milenario: la antiquísima tradición o disciplina de la práctica del Yoga, a través de la cual se busca no sólo mantener el cuerpo flexible y ligero, sino también lograr el silencio interior, aquietar la mente, detener el ruido que ésta produce constantemente para poder encontrarnos con nuestra verdadera esencia.
Yoga y chamanismo
Sólo así, asegura el yogui y escritor indio Baba Hari Dass, es posible liberarnos de los conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación con nosotros mismos y con nuestros prójimos. Afirma el yogui que este bloqueo es uno de los principales causantes del miedo y del sufrimiento personal.
También se encuentran postulados semejantes en la tradición chamánica mexicana de origen tolteca revelada por el antropólogo Carlos Castaneda, famoso por su obra ‘Las enseñanzas de don Juan’, erigido en libro de culto (así como sus otras obras) allá en los años 60 por los psiconautas y exploradores de la totalidad del ser humano y de sus ignotas capacidades.
Castaneda escribe al respecto: “Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Con nuestro diálogo interno lo renovamos, lo encendemos de vida, lo sostenemos”.

Detener el diálogo interno

Y va más allá: “No solo eso, sino que también escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De allí que repitamos las mismas elecciones una y otra vez hasta el día en que morimos porque continuamos repitiendo el mismo diálogo interno una y otra vez hasta el preciso momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su diálogo interno”.
Pero, ¿cómo lograrlo? El mismo Castaneda describe un ejercicio consistente en largas caminatas por el campo o el desierto durante las cuales se debe intentar mantener a raya cualquier pensamiento mientras se concentra la vista en un punto ligeramente por encima del horizonte, cultivando así el Silencio Interior, una de las máximas metas propuestas por esta tradición chamánica.
Y añade: “Cuando aprendemos a parar este diálogo interno, el mundo cesa y se desploma; y salen a la superficie facetas extraordinaria de nosotros mismos, como si nuestras palabras las hubieran tenido bajo guardia”.

Más allá de la meditación

Por su parte, el yoga propone la meditación como ejercicio fundamental para liberarnos de nuestros ruidosos pensamientos y aquietar la mente, y aconseja para conseguirlo concentrar toda la atención en la propia respiración, aunque existen otras técnicas de meditación.
Pero uno de los autores que más claramente dirige sus enseñanzas hacia un público no familiarizado con estas técnicas yóguicas o chamánicas es Eckhart Tolle, quien da instrucciones para que seamos no sólo conscientes de nuestros pensamientos sino que además nos convirtamos en testigos u observadores de ellos.
Asegura que cuando esto se practica y se consigue “habrá hecho aparición una nueva dimensión de la conciencia”.
Mediante el cultivo de esta conciencia –que el autor identifica con el yo profundo– “el pensamiento pierde poder sobre ti y se disuelve rápidamente (…) Es el principio del fin del pensamiento compulsivo.
Llama a estos estados de conciencia “brechas de no- mente”. “Al principio, las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando”, lo cual, según el autor, conlleva a alcanzar un estado de paz natural, de sentirte unido a tu propio ser de una manera que antes era impedida o nublada por la frenética actividad mental.

El poder del ahora

Otro método descrito por Tolle consiste en dirigir el foco de atención intensamente hacia el ahora, hacia el presente, y recomienda practicarlo en la vida cotidiana: “Por ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras de tu casa o en tu puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente”.
Igualmente, recomienda adquirir el hábito de preguntarnos con frecuencia “¿Qué está pasando dentro de mí en este momento?” como una manera de identificar las propias emociones, que para Tolle son la manifestación directa de nuestros pensamientos en el cuerpo físico y otro gran factor de distracción cotidiana.
“Esa pregunta te orientará en la dirección correcta. Pero no analices, simplemente observa. Enfoca toda tu atención hacia adentro, siente la energía de la emoción”.
Y concluye: “Ése es el pasadizo hacia el Ser.


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